martes, 9 de marzo de 2010

El color de las sonrisas

No me considero una feminista convencida, ya que siempre he creído que la solución al mundo de hombres, no es hacer un mundo violeta, aunque a veces sería más bonito que un ambiente monocromo por eso me planteo que si las mujeres empezamos a andar sin mirar a nuestro alrededor, para llegar a nuestros objetivos personales y profesionales, es porque lo que hay a nuestro alrededor no es precisamente lo que nos gustaría tener.
¿Es el snowboard un verdadero mundo de hombres?
Igual que escogemos la lente de nuestras gafas según el día que hace, ¿también debemos escoger nuestra profesión, o la manera de hacer nuestra profesión según nuestra personalidad?
Si tenemos realmente ese control, yo creo que puede haber dos tipos de riders, y eso también se aplica a los fotógrafos:
Los que compiten y lo que no, pero que son en todo caso profesionales.
Aimee es mi mejor ejemplo de rider de competición, tiene sus amigas y sus confidentes en el mismo circuito, comparten habitaciones, viajes y experiencias. Parece fácil, pero también tiene que soportar la presión de las grandes finales y los complicados calendarios.
Por otro lado, Anne Flore es la controversia de la competición, no quiere presión de terceros, más que la que ella misma se imponga, pero aquí es cuando entra en juego el género de nuestro deporte, “te encuentras muchas piedras en el camino de esta industria por ser mujer y ser europea, aunque los de tu crew son tus amigo porque compartes el día a día y la montaña con ellos, muchas veces te sientes rechazada y sobretodo sola, pero por otro lado no podría soportar la presión de la competición y lo dejaría enseguida”.
La razón del color violeta esta conversación, no es su connotación feminista sino la ilusión de pintar una casilla que parece ser o blanca o negra, y digo parece, ya que intercambiar una sonrisa es tan fácil como sonreír allá donde tu camino te lleve.


*En la foto Cheryl Maas vestida en violeta, en los entrenamientos de los X Games de Tignes que se acaba de lesionar el talón y baja andando al pie de la estación, pero seguro que, aunque no se vea en la foto, está sonriendo.

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